Sustos.

La lamparita de mi escritorio.



Me dirigí a mi pequeño escritorio para encender el ordenador y echar una vistazo a lo último que hubiera en las redes sociales, lo de siempre como cualquier tarde-noche. Me senté mientras arrancaba el ordenador y como noté que la cantidad de luz que había en la habitación iba disminuyendo encendí la lampara que tengo al lado de la pantalla del computador.

<<Clic>>, apreté el interruptor de la lamparita.
<<¡¡¡ PAM !!!>>, se escuchó a continuación.

Menudo bote pegué en el asiento, tranquilos no era un balazo ni un disparó, en el momento de encender la lamparita se fundió la bombilla con gran estrépito como si estallara, ¡menudo susto! Pedazo de bote que pegué en el asiento de la silla, la bombilla no reventó por supuesto pero podía haberse fundido en silencio o simplemente no encenderse, no notaba ni los latidos del corazón y me quede quieto unos segundos. Son esas cosas que no esperas como cuando alguien, algún personaje no deseable, lanza un petardo en plena calle sin previo aviso y te quedas quieto por la explosión.

Sustos he tenido muchos en la vida, me refiero a sustos de verdad, no esas personas tontas que te aparecen por las esquinas dando gritos u otros que aparecen por detrás empujándote creyendo que son muy graciosos. Recuerdo en cierta ocasión cruzar un paso de peatones y cuando llegaba al final me fijé en un coche que no venía a mucha velocidad, yo cruzando y el tonto del conductor que no miraba, dí un pequeño salto y conseguí que no me pillara el coche aunque en el último momento el conductor levantó la cabeza y frenó de golpe, me pidió perdón con la mano, yo le miré con cara de pocos amigos y seguí mi camino. También me he llevado sustos por mi propia acción hacia terceras personas, nada grave pero el que anda se tropieza, no ando por ahí dando sustos a la gente porque me crea gracioso.

Quién no se ha llevado un buen susto cuando ha abierto la factura de la luz o del agua, los sustos son como los colores los hay para todos los gustos y de todos los tipos, encontrarte la casa llena de agua porque el vecino de arriba se ha dejado el grifo abierto de la bañera no es plato de buen gusto, contratar un seguro es una buena opción. Quizás los peores sustos son los que ocurren cuando duermes, no me refiero a los malos sueños o pesadillas, que alguien venga a levantarte de golpe y porrazo o escuchar un fuerte golpe y levantarte sobresaltado sin saber por dónde andas es llevarse un buen susto.

El susto es un mecanismo de defensa que tenemos todos los seres humanos, después del susto viene la huida pero en algunos casos nos quedamos paralizados sin saber que hacer. Para acabar con este tema hay personas a las que he visto coger auténticas crisis nerviosa por algún acto realizado por sorpresa de cualquier tipo, incluso ha tenido que llegar una ambulancia medicalizada para calmar a estas personas, dicen que te puedes morir del susto así que mas vale no asustar a nadie ni dejarse asustar con facilidad.

No os asustéis seguiré divagando y compartiendo, ¡hasta la siguiente entrada!

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